2 de marzo de 2011

Vivir Profundamente: Piensa Globalmente, Actúa Gozosamente

“Se encuentra en una cápsula espacial. Está en la inmensidad del espacio sideral. Ve todas las estrellas brillando majestuosamente, sin que lo impidan las luces de ciudad alguna. Mira hacia abajo y ve algo que tiene el aspecto de una joya redonda, opalescente, refulgente, brillante. Puede ver el azul de los océanos, el blanco de las nubes, las vetas pardas de los desiertos, las cumbres grises de las montañas y el verde de las selvas y los bosques. Espera volver sano y salvo a esa joya llamada Tierra.

Tiene una visión de la unidad de la vida en este planeta. También es posible que al mismo tiempo se dé cuenta que hay un número infinito de joyas como esa en el universo. Pero esta es la suya, su casa. Es también la casa de otro seis mil millones de seres humanos y de muchos billones de otras formas de vida. Mientras mira, siente una sensación maravillosa de unidad y unión con todos los seres que viven en esta fina y delicada película en la superficie de roca fundida bajo una delgada capa de aire.

Mientras contempla esa joya, siente un dejo de pena por la gente insensata que está destruyendo la base de la vida en este planeta. Pero no le asusta en exceso, pues comprende que debe de haber algún grado de sabiduría, generosidad, amor y compasión que se correspondan con la belleza de la Madre Tierra”. (Robert Thurman)

La noética, hace referencia al conocimiento que llega a nosotros  directamente a través de nuestras experiencias subjetivas. Este tipo de conocimiento puede adoptar la forma de una intuición que ayuda a guiar nuestras decisiones, o de una epifanía que nos conduce a un gran avance de carácter creativo. Además, las experiencias noéticas llevan a menudo un nivel inusual de autoridad que puede ayudar a guiar hacia nuevas comprensiones y nuevas formas de ser.

El fenómeno de las experiencias que la gente tiene y las prácticas que realiza, estimulan y sostienen una nueva visión del mundo cuya mejor designación puede ser la transformación positiva de la consciencia.  Al transformar nuestra consciencia, participamos en la transformación del mundo. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de cambiar su visión del mundo, pasando de una dominadora a otra en la que nos demos cuenta  de que la vida es un regalo precioso, el privilegio de estar vivo.

“Una transformación en la consciencia produce una suerte de doble visión en la gente. Ven más de una realidad al mismo tiempo, lo cual da profundidad a su experiencia y a su respuesta a la experiencia” (Rachel Naomi Remen, 2003).

La consciencia es la cualidad de la mente que incluye nuestra propia realidad interna. Incluye la conciencia de sí, las relaciones con el entorno y con las personas en nuestra vida, y nuestra visión del mundo o modelo de la realidad. Dicho en términos sencillos, nuestra consciencia determina cómo experimentamos el mundo. 

Nuestra consciencia, o nuestra percepción de la realidad, es creada por las interacciones de nuestras vidas subjetivas y objetivas. Nuestra vida subjetiva es lo que existe en nuestra experiencia interior; nuestra vida objetiva es lo que está “ahí fuera” en el mundo. La convergencia de nuestra identidad de nosotros mismos y nuestras percepciones del mundo dan lugar a nuestra visión del mundo, y de ese modo cómo nos relacionamos, mediamos y atribuimos significado a esos dos mundos, interior y exterior.

El cambio radical y duradero para mejor proviene de cambiar radicalmente nuestra perspectiva sobre quiénes somos. Los grandes cambios externos a menudo surgen de este cambio de perspectiva. Se puede descubrir perfectamente que a medida que el significado y el propósito se vuelven más claros para nosotros, las cosas que están fuera de alineamiento en nuestra vida se van a pique gradualmente, y a veces rápidamente. Pero el cambio fundamental está dentro de nosotros; es un cambio profundo de perspectiva, el lugar al que dirigimos la atención y la intención.

Este cambio tan esencial, del que se derivan todos los demás cambios, se produce en la visión del mundo y la percepción de lo que es posible. Transformar la consciencia tal vez sea lo más importante que se puede hacer por uno mismo y por el mundo.


Extraído del Libro "Noética. Vivir profundamente el arte y la ciencia de la transformación" de Schlitz, Vieten y Amorok  

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